Cogemos el transporte público (y de paso enseñamos a manejarse a un residente nuevo que acaba de entrar y no conoce la isla) y nos vamos a las fiestas de San Jordi, donde vemos un desfile de moda muy original con modelos “de la segunda y tercera edad”, después guitarra, cajón y cante flamenco.

Paramos a “repostar” unos refrescos para continuar viendo a un grupo de danzas orientales que acaban fusionándose con el flamenco.

Volvemos con transporte público que es gratis y contamina menos.