"...A pesar de que «hablo» muy a menudo contigo mentalmente, me ha costado mucho escribir esta carta por la gran cantidad de cosas que me gustaría decirte, sin saber por dónde empezar..."

 

"...¿Cómo viviste tus últimos días? ¿Cómo fueron las últimas horas, apartado de tu familia en manos de los perros asesinos? No puedo imaginarme un terror parecido. ¡Que este horror no se repita nunca! Demasiados hijos y nietos nos hemos quedado con esta «triste herencia». ¡Malditos asesinos! Que no encontréis la paz, ni en esta vida ni en la otra..."