"...Cuando el día 9 de febrero de 1937 sonó el teléfono de casa y el cura de la prisión de CanMir nos dijo que habían dejado en libertad a Llorenç Martorell y que «dieran pasos», tu hijaColoma, de cuatro años (nuestra madre), salió enseguida al balcón esperando tu llegada.Ella recuerda perfectamente que desde el balcón vio a tu hermana Catalina que llegaba acasa y la llamó: «Tía, tía, han soltado a papá»..."

 

 "Pero aquel día no volviste a casa, no volviste nunca"